Por dentro, el Osiris no difería mucho de las primeras sensaciones que tuvieron al ver su fachada externa.
Se trataba de un bar convencional, con mesas y sillas de madera, banquetas altas para juntar a las repisas de las columnas que llenaban el pasillo central. Las paredes, de un gotelé bastante sencillo, estaban pobladas de posters de tienda de souvenirs con los motivos más egipcios posibles, ya se sabe pirámides, templos, sarcófagos y uno muy bonito de las dos orillas de El Nilo.
Al fondo del pasillo se encontraba una sala, donde había más espacio y mesas mejor dispuestas. Lo que si notaron Mara, María y Héctor nada más entrar, es que el ambiente no se correspondía con el del típico bar de frituras y dibujos de raciones de la zona de Chamberil. En un primer golpe de vista pudieron ver gente de varias nacionalidades y escucharon conversaciones en otros idiomas.
Una vez que se sentaron en una de las mesas de la sala, Mara cogió rápidamente una de las cartas:
- Aquí ponen una especie de pitas, que no se como se llaman, con carne picada de cordero con especias a la brasa y salsa de yogur que están buenísimas
- Seguro que sí, querida amiga, pero yo lo que no quiero perderme es los Falafel- especie de croquetas de vegetales ó carne, muy buenos los de piñones.- María tenía claro lo que quería pedir.
- Seguro que aquí está todo muy bueno, además hay que probar cocinas de este tipo de países, juegan mucho con los sabores y las texturas, gran acierto Marita- A Mara no le gustó las excesivas confianzas de Hector con el diminutivo de su nombre, lo que no quita para que quedase encantada con la bonita y radiante sonrisa que le soltó al terminar de decir Marita.
- Vale señor confianzas, ¿Qué os parece si pedimos?...yo sugiero ambas cosas y un humus de entrante, que está riquísimo. Aquí le ponen tomatito y pimiento picadito y un aceite de oliva virgen que te mueres.-
Mara se acercó a la barra a pedir y María y Héctor se quedaron solos. María no tardó en mirar a Héctor de manera inquisitiva, aunque esbozando media sonrisa para interrogarle un rato:
- A ver chavalito, yo no me chupo el dedo, ¿ Te gusta mucho mi amiga verdad?
- Joe, que pronto te pones en plan detective..digamos que me han impresionado sus preciosos ojos verdes, para lo demás es un poco pronto, pero estoy receptivo a investigarlo ya que hablamos como Sherlock Holmes.
- La verdad es que tienes respuestas para todo...¿Y si te hubieses equivocado de objetivo?...- durante unos segundos ambos permanecieron en silencio sin retirarse la mirada. Finalmente rompió Héctor el fuego.
- Tú tienes la pinta de ser una chica muy divertida, me da a mi que lo pasaremos muy bien esta noche. ¡ Qué pena que no esté mi amigo!, los triángulos no son la mejor combinación para divertirse en grupo.
- No contestaste mi pregunta...
- Bueno, la he contestado en parte. Eres una chica muy guapa y con mucha personalidad...es lo que puedo decir de momento.
¿ De qué momento?- Mara regresó a la mesa de manera furtiva, aprovechando la distracción de sus dos acompañantes, muy enfrascados en la conversación.
- Nada Mara, aquí nuestro nuevo amigo, que es todo un seductor
-¿ Yo?, sólo intento pasármelo bien, de eso se trata, ¿ No?
- Sí, guapo, pero nada de sonrisas seductoras, ehh, ¿Verdad Mara?, " muy seductoras", pensó Mara en ese instante, tardo un poco en reaccionar pero al final intervino de nuevo:
- Sí, a ver que te has creído tú, ¿ George Clooney?...bueno el sobrino de George, mejor dicho.- Al terminar ambas chicas rompieron a reír de nuevo de manera estruendosa.
- Hay que ver lo bien que os lo estáis pasando conmigo ehhh-
La comida no se hizo esperar más, vinieron tres platos: el humus, dibujado en el plato en forma de elipse, una figura propia de la astrología, con un delicado chorrito de aceíte con albahaca picada. Al lado una pequeña guarnición de tomate,cebolleta y pimiento. Los kebaps con queso fresco, salsa de yogur y pepino y carne de cordero y los falafel de piñones.
- Os he pedido tres cervezas de barril, son de La Alhambra, las que más me gustan- la sentencia tuvo un respaldo unánime en el grupo.
De esta manera empezaron a degustar los exóticos manjares, paladeando los sabores y pegando pequeños y lentos bocados. No tardó en surgir la conversación fácil, las risas rápidas y una complicidad instantanea que dio pie a temas más sugerentes. Se sucedían las miradas y las sonrisas de dos a dos. Mara y Héctor, más largas e insinuadoras, María y Héctor, efervescentes y un poco picantes, María y Mara como queriendo hablar y pactar con los ojos.
La cena terminó y pidieron tres cañas más. Tras degustar las Alhambras de barril bien tiradas, Héctor volvió para tomar el timón.
- Bueno chicas, una noche en Madrid es para divertirse...ahora me toca a mi llevaros a un sitio.
Mara y Maria asintieron con la cabeza, como si de una orden marcial se tratara.
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