sábado, 4 de septiembre de 2010

ESCUELA DE GENIOS, ESCENA CAUTIVADORA









Sería más o menos por el año 1990, si no recuerdo mal. Por entonces, empezaba a pensar en las chicas como alguien más que una diana hacia la que dirigir mis burlas y comentarios graciosos o satíricos. Ya me había fijado en alguna chica de mi clase, las Martas como las llamo hoy en día.

Me encontraba una noche de diario, después de cenar, viendo la tele antes de que llegara el resto de mi familia, padres y hermanos, cuando sucedió algo que captó notablemente mi atención. Hasta el punto que hoy en día lo recuerdo de manera bastante nítida y me ha inspirado a escribir esta entrada.

En la tele estaban echando una película norteamericana de los años ochenta, Escuela de Genios, donde participaba Val Kilmer, un actor que siempre ha tenido mi beneplácito, a pesar de su trayectoria irregular en el mundo del cine y muchos comentarios acerca de su caracter insoportable. Se ha impuesto su participación en películas como Top Gun, Willow, la inolvidable de The Doors de Oliver Stone ó la más reciente Heat de Michael Mann.

Escuela de Genios, trata sobre las peripecias de dos estudiantes sobresalientes que son reclutados por una academia de mentes preclaras para participar en un misterioso proyecto de energía láser. El recuerdo que me ha quedado de ella, es el de una película entretenida, con algunos momentos muy divertidos y con ese aire ingenuo y vitalista de aquellas películas taquilleras de Hollywood de la segunda mitad de la década de los ochenta. La típica comedia para adolescentes que tanto me gustaba ver y tan amenas me resultaban.

Sin embargo, no quiero comentaros tanto la película como una de las escenas en sí. No se si os pasará, pero a mi hay escenas de películas que no me han resultado especialmente trascendentes en su conjunto global, que se han quedado intactas en mi memoria. No sólo eso, me han producido una sensación fuerte e intensa, generado una emoción, y eso para mi tiene mucho valor.

La escena en cuestión relata una fiesta que, si no recuerdo mal, dan de manera clandestina los estudiantes veteranos a los noveles aspirantes a científicos reclutados para el nuevo proyecto. El caso es que en una especie de discoteca en la que terminan todos, rodeados de globos, espuma y chicas despampanantes, se da un encuentro mágico.

Al menos así es como lo recuerdo yo. El protagonista cae al suelo y la mano amiga que encuentra es una chica compañera de estudios. En ese momento, cuando se miran ambos a los ojos, se produce un flechazo, el principio de un enamoramiento, un golpe de sentimiento muy fuerte que deja marcado al protagonista.

Sinceramente, no volví a ver la película ni esa escena en concreto. Me gustaría volver a visionarla para ver que sentimientos genera en mi, porque lo cierto es que no se vislumbrar el grado de enamoramiento del protagonista y el valor añadido que le puse yo a la escena.

El caso es que yo tenía en aquella época unos doce años, la edad a la que muchos chicos tienen su primer enamoramiento. La escena me dejó bastante encantado, hasta el punto de que tengo un cariño especial por Escuela de Genios. La canción que acompaña a ese momento tan mágico es un tema de Bryan Adams, un músico que escuchaba mucho por esa época y que tiene tendencia a recrear temas basados en la intensidad del amor y la magia de ese primer encuentro.
Sabía que pertenecía al album Reckless-1984- y en su día lo escuchaba en el Walkman gracias a que mi hermano Curro lo tenía grabado en cinta. Era la primera canción del lp. Un disco caracterizado por grandes singles como Run to You ó Summer of Sixty Nine.
Si algo sabía hacer bien Bryan Adams era temas Rock cargados de romanticismo y nostalgia, con mucha intensidad vital y plenos de emociones y sentimientos.
Pasaron los años y perdí de vista el álbum. Olvidé el nombre de aquella canción, que, sin embargo, nunca dejó de sonar en mi memoria recreando esa escena tan cautivadora para mi. Ahora, con You Tube como uno de los mejores inventos de la red, he conseguido rescatarla de nuevo.
La escena no he podido capturarla, pero si la canción que la acompañaba. Seguro que este tema es capaz de transmitir la emoción tan embriagadora que sentimos cuando nos enamoramos en un golpe de vista.

La canción se llama One Night Love Affair.









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