Ella se había quedado finalmente sola. Al ver que él se iba rompió finalmente a llorar. Sabía que era el final.
No podía creer que algo que empezó tan bonito e inesperado acabase de esta manera tan triste.
"Quién lo habría dicho de la manera en que nos conocimos", pensó. Y es que era normal que pensará así en estos momentos.
Se sentó en el suelo del salón, apoyó los brazos en sus muslos y no quiso nada más que recordar aquel 21 de Marzo de 2008. Empezaba la primavera. El invierno y sus duras nevadas quedaban todavía muy cercanos en el tiempo, aunque nadie lo diría al ver la noche de sábado tan cálida que hacía en Madrid. 19 grados de temperatura y una ligera y fresca brisa en el ambiente hacían de la capital un sitio perfecto para disfrutar de una noche de marcha.
Ella había quedado en el Café Comercial, situado en la castiza Glorieta de Bilbao en Madrid. Un sitio con aroma centenario y regusto añejo en sus mesas de madera, las rústicas baldosas del suelo y sus gigantescos espejos a modo de pared. Como hacía buen tiempo, el sitio de quedada era frente a la puerta de este café.
A eso de las diez menos cuarto, salía Ella de la boca de metro Bilbao. Andaba algo despistada consultando el móvil, parece que acababa de entrarle un mensaje sms. Estaba abriendo y leyendo el mensaje, que al parecer era de una de sus dos amigas, cuando empezó a escuchar una canción. Parecía salir de un móvil. Al principio no reparó en ella, sólo llamó su atención en el momento en que la oyó cada vez más cerca.
En el extremo opuesto de la plaza y en sentido contrario, caminaba con trayectoria convergente un chico. Era él, aunque en ese momento no lo conocía. Iba manejando su móvil y comprobando la calidad del Mp3.
Lo curioso es que María, una de las dos amigas de Ella, acababa de salir de dentro de El Café Comercial. Había estado tomando una caña a solas porque necesitaba un momento de soledad para reflexionar. Andaba un poco distraida, como perdida en sus pensamientos y se dirigía desde enfrente al punto intermedio de encuentro de Ella y El. Las trayectorias de los tres se fueron acercando y ninguno de ellos reparó en el resto.
Hasta que los tres se encontraron en un punto. María tomo conciencia y reparó en la situación. El dejó de escuchar aquella canción que venía probando. Ella terminó de contestar el mensaje de retraso de su amiga ausente.
Los tres levantaron la cabeza al unísono y confluyeron con muestras de asombro y expectación:
- María!-, dijo Ella bastante sorprendida.- ¿ Traes un amigo?
- Mara-, así se llamaba Ella, -¿Viene contigo, no?-
- ¡ Qué ojos verdes tan bonitos!-, expresó él al mirar a Ella, entre hechizado y seductor.
No fue casualidad su exclamación, porque está es la canción que venía probando en su móvil él.
Hola Andy. Me encantan estos comienzos románticos....¡Qué pena que se suelan acabar!
ResponderEliminarPues sí, aunque son instantes para la eternidad.
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