La escena inicial de la inolvidable e impactante película Trainspotting, dirigida por Danny Boyle- ganador del oscar al mejor director y a la mejor película por Slumdog Millonaire-, nos muestra a Ewan McGregor, el actor escocés que interpreta al protagonista, Mark Renton corriendo por las calles de Edimburgo, perseguido por la policía escocesa tras una de sus muchas tropelías. Con la inolvidable canción de Iggy Pop, Lust for a Life, sonando de fondo, una voz en off introduce una interesante reflexión: " Elegir una vida, elegir un trabajo, elegir una novia/o, elegir una casa, elegir un televisor, elegir un microondas...ó elegir la heroína", todo aquello que conlleva llevar una vida normal, apartado del mundo de las drogas, las salidas nocturnas y el desenfreno sin fin.
Trainspotting, considerada en el Reino Unido una de las cinco mejores películas de la historia del cine británico, fue el primer film que abordó el mundo de la drogadicción en primera persona, en un papel estelar y de una forma cruda, realista y sin ningún tipo de tapujo ó pudor.
Basada en la homónima novela de culto del escritor británico Irvine Welsh, Trainspotting supuso un impacto en la industria audiovisual de la década de los noventa. Sus atrevidos diálogos, su guión impactante, sus demoledoras escenas y sus estrafalarios personajes, causaron furor entre el gran público.
Éxito de taquilla y de crítica, Trainspotting, además de propiciar el salto a las pasarelas de Hollywood de su director Danny Boyle y de algunos de sus actores como Ewan McGregor y Robert Carlyle, se convirtió en una película de referencia entre los aficionados a la cultura underground, el mundo subversivo y la estética punk e industrial.
Poseedora de una impactante y revolucionaria escenografía y una cuidada banda sonora conformada por algunas de las mejores bandas y artistas anglosajones de las tres últimas décadas- Primal Scream, Blur, Pulp, New Order, Lou Reed, Iggy Pop y Brian Eno entre otros-, Trainspotting ha pasado a los anales del mundo cinematográfico como una obra intemporal, con un gusto añejo que le hace adquirir un mayor peso artístico con el paso de los años.
Mark Renton, aprende en las postrimerías del film que en la vida no hay nada eterno. Todo y todos sucumbimos al paso del tiempo, por más que nos duela. Diane, su compañera en la película, le hace entrar en razón en el momento que le dice que las drogas cambian, la música cambia, los sitios de marcha nacen y mueren, excepto honrosas excepciones, y muy poca gente permanece perenne en los locales nocturnos resistiendo el paso del tiempo.
Sabia reflexión que, sin embargo, tampoco quiero ver con carácter absolutista. Hay sitios que resisten el paso del tiempo como La sala El Sol, El Penta ó La Vía Láctea. Yo llevo saliendo desde los 15 años y afortunadamente puedo conservar algunas de mis buenas costumbres. No voy a renunciar facilmente a ir al Moloko para tomar una Paulaner y escuchar a Weezer, Supergrass ó Manic Street Preachers. No perderé de vista los impresionantes perritos calientes de El Estocolmo y sentiré la calidez y el espíritu de algunos pubs irlandeses con encanto como El Molly Malone ó El Triskel. Las terracitas y las barbacoas en verano y las cenas en casa escuchando Metallica en invierno al calor de los buenos amigos.
Renton, el protagonista de Trainspotting, aprende a ELEGIR LA VIDA, quizás una vida mediocre de trabajo y acumulación material, pero, al fin y al cabo, una vida cómoda y menos arriesgada que sucumbir a la tentación y la carretera perdida del mundo de las drogas.
Elige una vida, pero elige la vida que te haga dormir más tranquilo y feliz por las noches, si es posible, y a pesar de algunos duros peajes que estemos obligados a pagar.
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