martes, 2 de marzo de 2010

LA BUENA, LA FEA Y LA MALA



¡Hola perdedores!

De nuevo estoy aquí, a la carga contra determinadas integrantes del género femenino.

Una variante de la fauna madrileña que sigue captando mi atención, a las que sigo sufriendo con paciencia y fascinación, a veces con una cierta frustración también, por que no decirlo.

Las tres chicas de las que voy hablar han suscitado en mí una nueva analogía con el cine. En esta ocasión recurro al fantástico y trepidante western de Sergio Leone y la mítica banda sonora de Ennio Morricone: the good, the bad and the ugly.

Os situó, noche de viernes. Mi día preferido de la semana, de hecho yo nací en Viernes.

Un 19 de Agosto para ser más precisos. A pesar de ser fechas veraniegas, parece que el día estuvo presidido por un atípico frío. Cómo siempre me ha recordado mi madre: “que frío hacía ese agosto hijo”.

No sé si porque fue el día de mi nacimiento ó porque tengo muchos buenos recuerdos de los viernes cuando terminaba el colegio y me ponía a jugar al fútbol, iba a Chu-lin( la tienda de chucherías de al lado de mi casa) y después me acercaba con algunos amigos a rondar y tontear con alguna de las Martas que me gustaban por entonces. El caso es que los viernes siempre han sido especiales en mi vida.

Aunque sólo sea por esa fantástica canción de Robert Smith y su grupo The Cure, Friday i’m in love, se trata de un fantástico día para entregarte a aquellas cosas que te hacen feliz. Una de mis preferidas salir por la noche.

Había quedado con Casas, el amigo más preciado que me ha quedado tras mi paso por la universidad. Siempre solemos quedar por la zona de Conde Duque. Reúne todos los requisitos para poder pasarlo bien.

Estuvimos primero cenando en un sitio de la zona: la taberna La Dichosa, situada en la calle Bernardo López García. Allí degustamos sus ricas tostas: la de pollo al curry con setas y la de solomillo con cebolla caramelizada y queso brie, para terminar con una cazuela de huevos rotos con papas y chistorra. El ambiente es agradable, aunque un poco ruidoso. Los camareros cordiales y algo acelerados por el tráfico incesante de gente en el local.

En definitiva, un buen sitio para cenar, tomarte unas cañas por menos de 40 euros para dos personas.

Tras tomarnos una copa en el ambiente vintage y setentero del Tempo, tras una buena conversación de música, deporte, de como esta el patio económico-político alternando canciones de Marlango, Tom Waits y Lou Reed, nos decidimos por ir a uno de nuestos bares preferidos: El Moloko.

Situado en la calle de salida de la Plaza de las Comendadoras. Sitio especial y castizo donde los haya. Escenario inolvidable de Lucía y El Sexo de Médem. Refugio de bohemios y actores. El Moloko no es un bar cualquiera. También es un refugio, pero en este caso de amantes de la música Pop-Rock.


En seguida que entras puedes respirar su ambiente rockero, su espíritu indomable ante el paso de los años. Una especie de máquina del tiempo llena de recuerdos inolvidables en forma de posters y entradas, cómo aquel mítico concierto en el palacio de los deportes de Madrid de Los Ramones con Nacha Pop de teloneros. Murales de Teenage Fanclub, The Smiths. Entradas de los Pixies, de Sonic Youth…a mi me da la misma paz espiritual que, supongo, le dará a un monje tibetano al entrar en uno de sus santuarios.

Al principio el local esta desahogado, como a mí más me gusta. Hasta puedes sentarte en uno de sus desgastados asientos. Así es como lo encontramos Casas y yo el otro día.

Nos acercamos a la barra y pedimos dos Paulas. Bien fresquitas y en sus vasos de copa de la Uefa.

Más tarde se cumplió la norma y el local empezó a llenarse. Es ahí cuando las conocimos. Como buenas forajidas al principio llevaban la piel de cordero. Dos pijos, al parecer un poco perdidos, utilizaron la máquina de dardos que nunca ha de estar en un sitio como este. Si hay poco espacio, encima marcaron un pasillo cercano a nosotros para pasear a Ralph y Tommy. No, no iban con dos amigos del master que conocieron en la Universidad de Columbia y con quienes hicierón buenas migas. Me refiero a sus americanas y convencionales camisas.

Estos dos sujetos fueron el cebo, el gancho necesario para conectar. Entonces se acercó a mí La Fea. Antes de nada quiero aclarar que estoy siendo injusto con ella. La chica no era fea, simplemente normal o más fea que sus compañeras, pero hay que cuadrar el título de la película.

- ¡Anda que venir al Moloko a jugar a los dardos!-, es lo que acerté a oír tras observar varios intentos de acercamiento por su parte.


- Llevas toda la razón- le dije acercándome a su oreja-

- Hemos venido las tres a dejar los abrigos aquí y nos encontramos a estos dos que no se de donde han salido tio.

- Yo creo que se han perdido, y han acabado aquí. Cómo no saben que hacer, pos ala a jugar a los dardos.- la verdad es que hasta este momento la conversación impecable, nada que objetar.

Mientras mi colega Casas ya había conectado con las dos amigas que le acompañaban. Parecían inmersos en una conversación agradable y distendida. Presidida por el buen rollo y las miradas de complicidad. Nosotros cambiamos de tema y pasamos a hablar de trabajo. “mala cosa” pensé para mis adentros.

El caso es que no me enteré muy bien de lo que me contaba. Era algo así como que ella trabajaba en publicidad y como en su departamento estaban todos colgados decidió cambiarse a marketing ( muy interesante por otra parte) por que la creación es algo muy rayante…¡ joder pues anda que ser comercial!.

A medida que me iba perdiendo más en la conversación mi cara y mi boca se acercaban más a las suyas. Notaba como el intelecto iba desapareciendo a favor de las ganas de contacto y la cercanía. Y no solo por parte mía.

La fea se retiró en el mejor momento, como un gran personaje secundario cuyo tiempo de metraje ha expirado.

- Me voy a ir, me estoy empezando a sentir mal…y el cansancio…- ¡vaya!, pensé yo-

una cosa..¿Me das tu número de móvil?- ¿ein?, ¿una tía que se va y me pide el móvil?

Ahora sí que me he perdido.

Tras unos momentos de lógica duda, al menos para mí, accedí.

- Ok apunta- lo apuntó, me dio dos besos y se despidió de mí, de Casas y de sus dos amigas.


Accedí a la parte divertida de la pelí en ese momento. En la que ya estaban el resto de mis compañeros de reparto.

- ¡Pues yo he estado siete veces en Benicasim tio!

- ¡Joder, una vez menos que yo!, ¿ Cual es la banda que más te ha gustado en directo? Casas no negocia los temas de conversación.
- Para mí Charlatans, Manic Street Preachers y Morrisey hace dos años también se lo curró.

Aunque os parezca increíble esta es La Mala. Una mala más arropada e imprevisible que Lee Van Cleef, ya os daréis cuenta en el desenlace final. Bajita, con el pelo corto y la nariz prominente, aunque no exenta de cierto encanto y dulzura. A mi me dio la impresión de estar con la Barbara Streisand de los setenta, cuando iba con el pelo muy corto y el flequillo de cazo. Llevaba un vestido sintético muy florido y colorista para ser enero, debajo una camiseta de manga larga. Para terminar unas botas altas.

El caso es que con La Mala disfrutamos de la música de The Cure, The Smiths y de The Arcade Fire. Se notaba el buen rollo, las risas y el compadreo. También cierta caída de ojos y pestañeos con mi amigo Casas que caza al vuelo cualquier atisbo de insinuación femenina.

La buena mientras se puso a hablar conmigo. Era bastante locuaz y divertida. De esa clase de chicas que no habla nada en concreto, pero te lo acabas pasando bien. Parecía Rafaela Carra en morena. La Rafaela pre-si fuera, aquella que nos invitaba insistentemente a hacer el amor en el sur. Con falda de cuero, pelo largo y liso a lo cleopatra y camisa sin mangas ajustada.

Nos reímos, bailamos, por llamarlo de alguna manera, y hasta nos hicimos fotos con cámara digital en pleno apogeo de la tormenta facebook. Una buena noche.

Lástima que nos quedase el duelo final. Aquel que hace enemigos de forma definitiva.

Como no estamos en Sonrisas y Lágrimas no os engañaré con un dulce final feliz.

Llegó la hora de las luces en el Moloko, la despedida de todas las noches en pleno apogeo. Así son las cosas en el Feudo de Gallardón. Eran las 3’30h de la madrugada. El momento de irse.


La mala cambió de piñón, empezó a descubrir el Lee Van Cleef que llevaba dentro, quizás al amparo de las deslumbrantes luces de fin de fiesta del Moloko.

- ¿A donde vamos ahora?- Casas quería prolongar la noche, no se rinde fácilmente.

- Uyss, pues no lo sé. Y eso que vivo en Conde Duque- la mala dejaba caer su primera declaración de intenciones. ¿Corneta de retirada?

- ¿Intentamos ir a otro sitio que este cerca?, la buena en su papel de réplica.

- Podemos ir al Fotomatón que esta en San Bernardino, detrás de Plaza de España- intenté aportar mi conocimiento de la zona, aunque sabía que no habría más fotos por esta noche en ese sitio

- Vamos para allá- Casas al ataque.

Empezamos a andar de nuevo por la Plaza de las Comendadoras en dirección al Fotomatón, cerca de ahí estaba la Leyenda por si acaso.

La mala bajaba con el rictus cambiado, como cavilando algo ó eso me dio la impresión.

Llegamos al Fotomatón y se confirmaron mis presagios, local cerrado. Entramos en La Leyenda y no pudimos pedir nada. La barra estaba cerrada.

Fueron momentos de impasse antes del duelo final. Una escena inesperada e impactante de resolución de este film de viernes noche.

Al salir de la leyenda se desencadenaron los hechos. Fue un golpe certero y duro, directo al rostro.

- Chicos yo me voy. La noche esta muerta y tengo a mi novio durmiendo solo en casa- Barbara Streisand pasó a ser Joan Collins en Dinastía. Sin caída de ojos ni pestañeos.


- Yo también me voy a ir, que a Vallecas tengo un trecho- ¿La buena y la mala retirándose al mismo tiempo? Desde luego que el final no estaba siendo de Hollywood. Muy de Leone.

- Bueno pues nada, hasta otra. Ha sido una buena noche- Casas y yo casi al unísono, como buenos gregarios.

En ese momento llegó el tiro de gracia. La clase de tiro que puede matar a un protagonista. La mala en pleno apogeo.

- Bueno chicos lo siento, esta noche no vais a follar- ahora si que saltó la banda sonora de Morricone por los aires. Por un momento creí ver hasta balas de paja rodando por la calle, pasando por delante de nuestra cara.

Fueron unos cuantos segundos en slow motion. Casas y yo groggys. La mala empezó a ser consciente de que algo se había removido en nosotros. ¿Mierda, quizás?

- No te preocupes guapa, nosotros somos autosuficientes. Yo llego a mi casa y me hago unas pajillas como Torrente.- empleé el recurso del amor propio, justo cuando estaba siendo denostado.Bala al aire.


- Tranquilos, si no, aún tenéis oportunidad esta noche. El 70% de las tías que hay a estas horas por la calle salen a follar- en cambio, este tiro se fue a las nubes. Ahora nos tocaba disparar. Un disparo certero e intimidatorio

- Mira lo mejor que puedes hacer es pirarte a tu casa con tu novio- ¡ahí esta!, Casas convertido en Clint Eastwood. A la mala le cambió la cara. Un rojo turbador comenzó a aparecer por sus mejillas.


- De verdad chicos…-no acertó a decir nada más.

La buena había presenciado el duelo al sol. Por su cara, más bien parecía una tragedia griega. Estaba avergonzada. Mantuvo la compostura y el único ápice de dignidad presente en aquel instante. Paró un taxi y se despidió de nosotros. Ni tan siquiera cruzó una mirada con su amiga. Se fue sin despedirse de ella.


La buena estuvo a la altura. La mala se fue con el rabo entre las piernas. No necesitó ni una huida precipitada. Nosotros enfilamos la calle en dirección Plaza de España con un gran cabreo y sin mucha capacidad para expresar la rabia que sentíamos en ese momento.

- ¿Esta era profesora, no?, nos ha querido maltratar, cómo si estuviese encima de su inalcanzable tarima.- Casas abrió la veda a nuestro enfado.

- Encima si estuviese buena, pues todavía puedes justificar la bomba que ha tirado…pero la muerte del loro esta…¿Tendría mala conciencia por dejar solo a su novio durmiéndola? - definitivamente logré sacar la mala baba.

Efectivamente no fue un final bonito al uso de Hollywood. Tal vez pareció un inquietante thriller con final desagradable y triste ó un western donde los cowboys cabalgan con sus monturas hacía un horizonte sin recompensa.


¡Hasta pronto perdedores!

























8 comentarios:

  1. Pero la fea tiene tu teléfono. Aquí hay una segunda parte en ciernes.

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  2. Y ya ha contactado...me reservó qué es lo que pasó para una segunda parte.Crees en la segunda parte?.;-)

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  3. Buenísimo... A por la fea, que no se diga...

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  4. Le mandaré un sms.Se llama Clara.Así tenemos continuación...;-)

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  5. La segunda parte de El Padrino es genial, así que ¿por qué no puede serla ésta? Ya nos contarás.

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  6. Sobretodo por un incomensurable Robert de Niro haciendo del joven Vitto Corleone.
    Esta en el horno, como las buenas napolitanas...jaja.

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  7. Mira que me he reido con lo del duelo. Me lo estaba imaginando y me salian las lágrimas de la risas. Qué bueno el duelo !!!!

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  8. Me alegro de que te guste Efrén.
    Un saludo.

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