jueves, 22 de abril de 2010

KURT COBAIN: " I HATE MYSELF AND I WANT TO DIE"




Trágico aniversario


Ayer se cumplieron 15 años de la muerte de Kurt Donald Cobain. Un 5 de abril de 1994, nos dejó uno de los mayores referentes de la década de los 90. El hombre que a fuerza de rabia e intensidad en sus letras y en su guitarra, cambió el panorama musical del momento: abatido por el Glam Metal y el Dance Pop, edulcorado por el marketing y la estética de rígidos video clips de los ochenta.

Kurt, fundador de Nirvana, una de las bandas más influyentes de los 90, creadora de lo que ha pasado a la posteridad como el Grunge o Sonido Seattle, fue encontrado muerto en su casa de la localidad de Abeerden (Seattle) por un empleado de una compañía eléctrica.

Junto a él, a pocos metros, una escopeta de caza y un jarrón en cuyo interior parecía contener una nota escrita. La autopsia determinó, días después, que se suicidó disparándose un tiro en la cabeza.

Es difícil explicar el panorama musical de las dos últimas décadas sin reseñar la decisiva importancia que tuvo Nirvana a nivel musical y cultural en el Rock de esos años.

El ocaso de un rock decadente

Un rock estridente, monotemático, en ocasiones rayando en la imagen primitiva. Carente de ideas y con una energía, en forma de rifs interminables, mal canalizada. Una música sin actitud y en muchas ocasiones sin aptitud, que se traducía en un tesoro completamente desaprovechado.

Kurt bebió de sus influencias: adoraba la intensidad y energía, no exenta de virtuosismo, de grupos como Black Sabbath o Black Flag. El talento compositivo e instrumental del Rock de los 70, cuyo máximo exponente eran Led Zeppelín. La actitud, furia, rebeldía e inquietud intelectual del Punk de finales de los 70, con arcanos como The Clash y Sex Pistols. Su admiración por la fusión del Punk con el recién nacido power-pop de The Pixies. Su idolatría y amor por la melodía de The Beattles.

Alguien muy especial y creativo

Con este maravilloso cocktail, una rabia no contenida por la necesidad de expresar lo que sentía, una creatividad fuera de lo normal y una reafirmación de su intelectualidad e independencia, nace un nuevo rock: fresco, furioso y completamente original.

Una frase suya definía su valentía y apuesta por la innovación: “prefiero que me odien por lo que soy a que me amen por lo que no soy”.

Kurt Cobain no encontró en Aberdeen, su localidad natal, nadie con quien compartir sus inquietudes musicales. La única opción era jugar a fútbol americano y a él nunca le gustaron los deportes. Llegó a hacerse pasar por homosexual para poder alejarse del entorno más convencional y compartir todo aquello que le interesaba.

A los 14 años recibió su primera guitarra de manos de su tío. Ahí comenzó su idea de formar un grupo y tuvo que esperar unos años hasta que encontró a Krist Novoselic al otro lado del río, a quien le unía las mismas inquietudes musicales.


Nace un nuevo sonido: el Grunge


Kurt decidió fundar una nueva dirección para el Hard Rock americano. Cogió el impulso iniciado por bandas norteamericanas de principios de los 80 como R.E.M., Sonic Youth, Husker Du en otros territorios del rock como el pop-Rock, el rock alternativo ó el hardcore y convenció de manera unánime a la industria musical, los medios de comunicación y lo que es más importante, el gran público.

Nirvana empezó en el año 1988, como otros grupos del entorno de Seattle: Mudhoney, Alice in Chains, Green River, bajo la influencia y diseño creativo del sello Sub Pob: creado a partir de la segunda mitad de la decada por Bruce Pavitt y Jonathan Poneman. Allí comienzan las grabaciones de lo que sería su primer disco con Krist Novoselic y Chad Channing como formación inicial.

En 1989, lanzó finalmente su primer largo Bleach, con un sonido inspirado en los grupos de metal de los 70, con Ozzy Osbourne a la cabeza. Un disco muy metálico y con claros tintes de Hard Rock, en dónde ya se empieza a vislumbrar los primeros esbozos de los que iba a ser el gran Nirvana.

About a Girl, el primer single, poseía una composición melódica y el intento de dejar un claro sello pop. Kurt la imaginó con la clara pretensión de hacer una canción lo más aproximada posible a los temas de su ídolo John Lennon y los primeros beattles.

A partir de ahí, el eco de Bleach se hizo notar. Llegarían las primeras críticas elogiosas y las tímidas apariciones en las listas de ventas de Billboard.

Sin duda, Bleach constituyó el pasaporte para la firma de un gran contrato con Geffen Records y la antesala de la gran bomba: la grabación y publicación de Nevermind con Dave Grohl cómo batería, en la que sería la formación mítica del grupo.

El primer single de Never Mind, Smells Like Teen Spirit, constituye, además de ser una de las mejores canciones de la década de los 90, la categoría de himno generacional por su rabia vital, su frescura y su intensidad instrumental y lírica.

Icono de una generación

Douglas Coupland en su libro la generación X y esta canción representan los dos símbolos más definitorios de unos jóvenes nacidos en los 70.

Mejor preparados que sus padres. Ideológicamente alienados bajo las premisas del capitalismo y lo políticamente correcto. En el fondo, condenados a la falta de libertad económica y el vacío cultural y personal. Nirvana y otros grupos del entorno de Seattle cómo Pearl Jam y Alice in Chains les llamarón a no contener su rabia, impotencia y frustración ante la decadencia y la falta de oportunidades de la sociedad que les rodeaba.

La canción alcanzó el número uno de las listas de ventas de singles rápidamente y catapultó a Nevermind hasta un estadio difícil de conseguir: ser un disco de culto y conseguir vender hasta doce millones de copias. Las once canciones perfectas del disco, dejarían grandes temas para la historia del Rock americano como Drain You, Lounge Act, Come as you are, Lithium o Polly.

A partir de ahí, Nirvana se convertiría en un fenómeno mundial. Llegarían las portadas de los mejores periódicos y revistas del mundo. La presencia en programas emblemáticos de la televisión norteamericana como Saturday Night Live y una gira mundial; primera por EE.UU. y después por Europa.

Espiral de Autodestrucción

También aquí surgen los primeros problemas para Kurt Cobain. Su incapacidad para controlar el fenómeno de masas que se le avecina. Su poca querencia con los rigores de la publicidad, los medios de comunicación y la apretada agenda de su multinacional. Las repercusiones no deseadas de su música como la violación en Seattle de una chica por parte de dos jóvenes cantando las letras de Polly.

En esta etapa empieza su inmersión de lleno en el mundo de la droga, con la que ya había coqueteado de adolescente. Se hace adicto a la heroína para combatir los extraños dolores de estomago crónicos que le empiezan a azotar antes y después de los conciertos, agravados por su escoliosis dorsal y por la ansiedad que le generan las interminables giras en las que se vera metido Nirvana a raiz de Nevermind.

En estos momentos es dónde conoce a Courtney Love, la extravagante y narcisista catante de Hole, en un concierto del grupo femenino L7. El flechazo entre ellos es inmediato y pocos meses después, y tras el anuncio del embarazo de ella, se casan en Hawai el 24 de febrero de 1992.

Más tarde, el 18 de agosto de 1992, nacería su única hija Frances Bean Cobain, el segundo nombre proviene de lo que Kurt intuyó que era el feto en su primera ecografía.

Último disco de estudio: In Utero

Así, entre actuaciones, entradas y salidas de las clínicas de rehabilitación, peleas y discusiones con su mujer, transcurrió el tiempo hasta la grabación de su tercer Lp: In Utero.

Un disco más intimista, barroco y menos melódico, que buscaba experimentar y profundizar en las raíces del sonido de Nirvana.

Kurt fue haciéndose más reacio y esquivo, no sólo con la opinión pública, sino con su entorno más cercano. Un hondo pesimismo y una profunda desazón ante la evolución de su vida y su carrera musical se fue apoderando de él.

Un acústico premonitorio

Esto no impidió que iniciase la gira mundial de su nuevo álbum, ni que en diciembre de 1993 grabase una joya acústica para la Mtv, en la que supervisó todo el aspecto instrumental y la ambientación. Algunos destacaron la profusión de velas y flores, en lo que pareció, a posteriori, un funeral adelantado.

Unplugged in New York, dónde revisó sus mejores temas y dejó unas cuantas versiones para la memoria como The Man who sold the world de David Bowie, Plateau de sus idolatrados Meat Puppets o Where did you sleep last night de el artista de Blues Leadbelly.

El principio del Fin

En marzo de 1994 se le diagnostica, después de un concierto en Munich, bronquitis y laringitis severa, tras lo cual parte hasta Roma, el siguiente directo, el 3 de marzo donde le espera su esposa.

En Roma amanece en el hotel inconsciente tras una sobredosis por combinación de champaña y flunitrazepam. Es ingresado en el hospital donde permanece cinco días. Cobain sale del hospital y regresa a Seattle. Courtney Love empieza a alertar sobre la tendencia al suicidio que empieza a tener su marido.

El 25 de marzo Courtney prepara una reunión con los más allegados de Kurt del mundo musical y familiar para intentar convencerle sobre la gravedad de su situación. Su gente presencia a un Kurt Cobain escéptico que niega su comportamiento autodestructivo.

A partir de ahí se desencadenará una espiral con desapariciones, ingresos en clínicas e investigadores privados, que desembocará con la aparición de su cadáver inerte en la residencia familiar de Abeerden, el 8 de abril de 1994.

Para la memoria queda la nota que dejó escrita en donde hay una cita muy explicativa de lo que Cobain sintió en sus últimos días de vida y que es copia literal de la letra de una canción de Neil Young: “es mejor reventar que dejarse consumir”.




2 comentarios:

  1. Qué decir de el, otro de los grandes que pasó a formar parte del club de los 27, una verdadera lástima.

    Vuelvo a abrir el blog :).
    Un besote!

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  2. No dejes tu blog prima guapa!, porque estaba muy chulo.Besos.

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