martes, 12 de julio de 2011
OH CAPITÁN, MI CAPITÁN
Oh capitán, mi capitán...son los versos iniciales y el título de un poema de Walt Whitman, poeta, humanista, ensayista y periodista norteamericano, considerado el padre de la poesía moderna anglosajona.
Walt Whitman, el llamado "padre del verso libre", escribió libros de poesía tan controvertidos y liberadores como "Hojas de Hierba" y ha sido referente e influencia de muchos de los grandes escritores y poetas del siglo XX, entre ellos Allen Ginsberg, Fernando Pessoa, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges y Federico Garcia Lorca.
Este fantástico poema trata sobre los sinsabores que tiene la conquista de algo meritorio. En la vida todo aquello que conseguimos es fruto del esfuerzo y cuanto más alta y hermosa es la meta, más duro es el sacrificio y el precio a pagar por la mieles del éxito.
El barco está llegando a puerto, allí le esperan multitudes ansiosas por el reencuentro y orgullosas del tesoro conseguido por la tripulación, pero el capitán yace en el suelo "caído, frío y muerto".
Oh capitán, mi capitán también forma parte de la maravillosa escena final de la película El Club de los Poetas Muertos(1990), donde el profesor de literatura John Keating, despedido de un elitista colegio inglés de los años 30 por sus heterodoxos métodos, entra en el aula de sus alumnos por última vez para recoger sus útiles de trabajo y presencia como sus pupilos, delante de el decano del colegio que le ha sustituido como profesor de la asignatura, se rebelan contra la férrea autoridad de su nuevo y rígido profesor para despedirse de "su capitán herido de muerte" y se suben a la mesa pronunciado los hermosos versos de Whitman: "Oh capitan, mi capitán"
Esta preciosa escena de El Club de los Poetas Muertos y una entrevista a Menotti que he leído esta mañana me han impulsado a escribir sobre Pep Guardiola, el entrenador del fútbol club Barcelona.
Dice "El Flaco", otro gran sabio dotado de una excelente pedagogía, que "Mourinhos hay muchos, pero que Guardiolas solo hay uno". Sin discutir los méritos de Mourinho, ganador de dos copas de Europa con equipos sin idiosincrasia vencedora como el Inter de Milán y el Oporto, parece claro que Pep, por sus decisiones, su idea de juego, su generosidad, su valentía y su respeto y adoración por los jugadores, se ha ganado una cosa muy difícil de conseguir, la inmortalidad en el fútbol.
Y es que como bien dice Xavi Hernández, el gran volante actual del Barcelona y la selección española: " A Pep se le recordará por sus títulos y por su juego, Mourinho será uno más que ganó títulos"
La Hungría de Puskas, Czibor y Kocsis, la Holanda de Cruyff, Krol y Rep, el Brasil del mundial 82 con Zico, Socrates, Falcao y Eder no fueron campeones del mundo, pero como dice Johan Cruyff: " la gente los recuerda más que a los propios campeones de esos torneos". Avalan la teoría de que no sólo se recuerda a los vencedores en fútbol.
Estos equipos, marcaron una época y conquistaron las ilusiones y los sueños de todos los grandes aficionados del deporte rey. Hoy son considerados leyendas, si se quiere leyendas trágicas, pero en cualquier caso dioses del olimpo futbolístico. Detrás de estos jugadores, en la sombra, se encontraban los entrenadores- Tele Santana, Rinus Michels-, tipos con sabiduría, valentía, ideario futbolístico y con el compromiso de hacerlos jugar con estilo hasta sus últimas consecuencias.
No se trataba de engordar sus currículos y cultivar su ego, sino de conducirlos al éxito a través del disfrute y el aprendizaje de la esencias del juego, como el profesor Keating hace con sus alumnos al enseñarles la poesía y disfrutar del maravilloso momento de aprender- Carpe Diem-
Matt Bubsby y su poderoso Manchester United- Duncan Edwards, Bobby Charlton, Denis Law y un jovencísimo Georgie Best-, sobrevivieron a la tragedia aérea de Munich, donde perdió la vida más de medio equipo, Edwards entre otros, y acabaron ganando la copa de Europa de 1968 contra el Benfica del mítico Eusebio. Bill Shankly con su admirado Liverpool- Kenny Daglish, Kevin Keegan, John Barnes o Ian Rush entre otros- instauró el "Pashing Game"- magistral juego de combinación- a principios de los 80 y obtuvo sus merecidos frutos con la conquista de tres copas de Europa.
El fútbol, por lo tanto, reserva habitaciones de lujo en la memoria y la valoración de sus aficionados de culto a los innovadores, a los grandes estilistas y a aquellos que apostaron por conquistar los títulos a través del juego vistoso y creativo. Está claro que los equipos de leyenda son más facilmente refrendados si acompañan títulos a su espectáculo futbolísitico. En esta categoría entran el Madrid de Di Stefano, el Milán de Sacchi, el Ajax de Cruyff y acaba de irrumpir con fuerza y un estilo arrebatador el Barça de Guardiola.
Algunos dirán que no es de Guardiola sino de Xavi, Iniesta, Messi, Piqué y no les falta razón porque el fútbol es de los jugadores, como dice el propio Guardiola en un alarde de modestia, pero también podríamos decir que el Milán era de Van Basten, Rijkaard, Gullit y Donadoni y eso sería dejar incompleto una parte del mérito que correspondía al profesor Arrigo Sacchi.
Menotti dice en su entrevista que una parte de la decadencia de la sociedad es la mediocridad, la falta de interés y de medios de la educación en la actualidad. Faltan buenos profesores que sepan sacar el mayor potencial a sus alumnos y sobre todo " enseñar a interpretar la vida a través de las asignaturas".
El fútbol no deja de ser una metáfora de la vida y el flaco opina que " le robaron el fútbol a la gente". Faltan entusiastas y generosos maestros también en el fútbol que inculquen a los jugadores que la victoria tiene que ir asociada a un compromiso con el juego y con los espectadores, que pagan una entrada o un partido en la televisión para verlos.
Es en este aspecto donde toma vuelo la figura de Guardiola, que en su presentación como entrenador del Barcelona le dijo a la grada del Camp Nou " estarán ustedes orgullosos de este equipo, trataremos de darles espectáculo y estos jugadores se dejarán la piel por conquistar los títulos en juego", toda una declaración de intenciones premonitoria y cuidadosa con el orden de la promesas.
A punto de empezar su cuarta temporada como entrenador del Barça, después de una temporada muy dura y exigente por sus enfrentamientos con el Madrid de Mourinho, Pep se siente malherido, cansado y desgastado- hasta ha perdido abundante pelo- por defender tan hermosa y gloriosa bandera- como el capitán de Whitman- esta del juego " made in Barça", pero sobre todo por el desgaste mediático al que le esta llevando su rival de el "lado oscuro", el entrenador Jose Mourinho.- lado oscuro porque perteneció en sus inicios como entrenador al Fútbol Club Barcelona-
Sólo en una ocasión ha sucumbido al miedo y la ira, como dirían los fanáticos de la saga La Guerra de las Galaxias, por defender a sus jugadores en la rueda de prensa de las semifinales de la Champions League contra el Madrid en el Bernabeu, después de las provocaciones de " The Special One"- Así llaman en Inglaterra al técnico portugués-. Un entrenador enormemente preocupado en demostrar su poder delante de los focos periodísticos y alcanzar la gloria de los títulos, pero poco interesado en hacer disfrutar a los aficionados y convertir en mejores jugadores a sus pupilos.
Guardiola un día saldrá por la puerta grande del mundo del fútbol no sólo por sus títulos: tres ligas, dos copas de Europa, una intercontinental, una copa del rey, etc, sino por haber devuelto un fútbol hermoso, preciosista, dinámico, creativo, de asociación y con el balón siempre como protagonista a sus aficionados. También, como el profesor Keating, por haber llegado a puerto con sus chicos hechos grandes marineros, en olor de multitudes por los tesoros conseguidos y el valor del hermoso camino trazado hacia la gloria futbolística, aunque haya sido herido en su alma.
'''¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!'''
I
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y osada nave:
Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh las sangrantes gotas rojas,
Cuando en la cubierta yace mi Capitán
Caído, frío y muerto.
II
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan los clarines;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en las riberas;
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos rostros a ti se vuelven;
¡Arriba Capitán! ¡Querido padre!
Este brazo bajo tu cabeza;
Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta,
Tú has caído frío y muerto.
III
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y quietos;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje concluido y terminado;
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con un objeto conquistado;
¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas!
Pero yo, con lúgubre andar
Camino la cubierta donde yace mi Capitán,
Caído, frío y muerto.
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Brillante artículo, de los mejores que he leído sobre el asunto, deberías mandarlo a algún medio deportivo digital pq es mejor que la mayoría de la basura que escriben los sesudos periodistas. Un saludo, coleguita
ResponderEliminarMick
Me ha encantado, Guardiola ha sido, si no el mejor uno de los grandes técnicos que ha tenido la selección, ha sufrido como ha saboreado las victorias dignas de su esfuerzo y dedicación, has escrito un homenaje y una reseña de sus proezas, he llegado aquí por el poema, acabo de ver la pelí y "coincidencia" soy hincha del Barça. Saludos! ^^
ResponderEliminarGracias por tus palabras, es verdad, como gran ser humano ha sufrido y disfrutados sus victorias, también sus proezas.
EliminarMe ha gustado mucho tu reflexión.